domingo, 14 de agosto de 2011

Los indios del lago Titicaca

Los indios del lago Titicaca

En el sur de América, propiamente en la frontera de Bolivia y Perú está el lago Titicaca.
“8 300 km2. Dividido por las pen. de Copacabana y Huata. El río Desaguadero lo comunica con el lago Poopó. Centro de una cultura preincaica de la que existen restos en la pen. de Copacabana”. (Dicc. Oceáno Uno).
Desde hace miles de años los indios de la zona lo consideran sagrado. Está a una altura de 3 mil 850 metros, rodeado por cerros cubiertos de nieve. Quiere decir que está más alto que el cráter del Volcán Iraza de Costa Rica y es más o menos del mismo tamaño que el lago de Nicaragua.
En el idioma de los indios, Titicaca quiere decir “Roca del León”. Así llamaban a una isla del lago. Cuando los astronautas tomaron fotografías de nuestra tierra desde una altura de 273 kilómetros, lograron tomar una del Titicaca. En esa fotografía se ve el lago como un león que se va a tragar a un conejo.
El agua del lago absorbe el calor del sol y ese calor se extiende a los campos que lo rodean. Por eso sirven para la agricultura. Parece que por primera vez en junio de 1975 se cubrió el lago de hielo. Esta helada causó muchos estragos y afligió a la gente que creía que el lago nunca se podría congelar.
Una de las islas del lago se llama Isla del Sol. Cuenta la leyenda de los indios que cuando Dios separó la luz de las tinieblas, el primer rayo de sol que llegó al mundo, cayó en esa isla. Todavía se ven ahí los restos de un templo. Muy rara vez, cuando el día está muy claro y las aguas se mantienen tranquilas, también se ven los restos de una ciudad bajo el agua. Sin embargo un científico francés con un equipo de buzo, buscó durante 8 semanas esta ciudad y no la encontró.
Hoy en día la mayoría de los indios de la zona son de la religión cristiana. A orillas del lago se encuentra el santuario de Copacabana. Fue un indio quien talló la imagen de la Virgen en madera. Dicen que hizo dos intentos, pero no quedó satisfecho. Entonces se fue a la capital. Allí con la ayuda de un artista retocó la imagen hasta dejarla como él quería.
En el mes de agosto se celebra la fiesta religiosa más importante de Bolivia. Durante tres días, miles de personas de muchos países llegan a Copacaba, para acompañar las procesiones.
Por la altura de esa zona, casi no hay árboles. Pero a la orilla del lago crece una hierba, un junco llamado totora. Con ese junco, los indios hacen los techos de sus casas. Pero también construyen casas enteras con ese material.
Algunas familias de pescadores prefieren vivir sobre las aguas del lago. Hacen islas con inmensas cantidades de totora. Ese pasto es muy liviano y no se entrapa. A veces las aguas se llevan las islas de un lugar a otro. Cuando la totora de abajo se comienza a podrir, le ponen una nueva capa encima. También los botes los hacen de totora. Dicen que los indios reman suavemente para no herir las aguas sagradas de su lago. Sin embargo desde hace años, personas de otras partes llevaron barcos y lanchas de motor que cruzan el lago a gran velocidad.
Desde miles de años, los habitantes de esas zonas descubrieron el cultivo de la papa. Ese alimento que hoy día se conoce casi en el mundo entero, es la comida principal de esos pueblos. Muchas familias tienen bueyes. Pero por la falta de pasto en esas alturas, muchos aran sus terrenos con sus propias fuerzas. Una persona que llegue de la bajura, no puede trabajar en esa zona. Le falta el aire y se siente mareada. Pero los indios tienen los pulmones mucho más desarrollados y tienen como un litro más de sangre que las personas de otras zonas.
Desde tiempos pasados, tienen una extraña costumbre: a la semilla de papa la tocan con una flor y le echan unas gotas de vino. Hoy día le echan también confetti. Es como una oración para pedirle a Dios que la cosecha sea buena.
Hace unos años los científicos descubrieron una manera de conservar las papas para que duraran todo el año. Pero al estudiar las costumbres de los indios del lago Titicaca, se dieron cuenta de que ellos desde hace cientos de años saben como hacerlo. Primero las dejan afuera durante días para que se congelen con el frío de esa zona. Luego las aplastan suavemente hasta sacarles el agua. Por último las ponen al sol para que se sequen bien. Así, arrugadas y secas, se mantienen sin podrirse. Cuando las cocinan, quedan igual a las papas frescas.
La cosecha se festeja cada año con música y bailes. Las mujeres usan un sombrerito redondo y unas faldas o enaguas muy anchas. Para verse más bonitas, se ponen varias, una encima de la otra; a veces hasta diez. El instrumento que más usan es la flauta. Así, las penas y las alegrías de este pueblo se convierten en música. Ni las tormentas del lago, ni la pobreza de sus tierras, ni las lluvias de granizos los han logrado vencer.

Los indios del lago Titicaca

En el sur de América, propiamente en la frontera de Bolivia y Perú está el lago Titicaca.
“8 300 km2. Dividido por las pen. de Copacabana y Huata. El río Desaguadero lo comunica con el lago Poopó. Centro de una cultura preincaica de la que existen restos en la pen. de Copacabana”. (Dicc. Oceáno Uno).
Desde hace miles de años los indios de la zona lo consideran sagrado. Está a una altura de 3 mil 850 metros, rodeado por cerros cubiertos de nieve. Quiere decir que está más alto que el cráter del Volcán Iraza de Costa Rica y es más o menos del mismo tamaño que el lago de Nicaragua.
En el idioma de los indios, Titicaca quiere decir “Roca del León”. Así llamaban a una isla del lago. Cuando los astronautas tomaron fotografías de nuestra tierra desde una altura de 273 kilómetros, lograron tomar una del Titicaca. En esa fotografía se ve el lago como un león que se va a tragar a un conejo.
El agua del lago absorbe el calor del sol y ese calor se extiende a los campos que lo rodean. Por eso sirven para la agricultura. Parece que por primera vez en junio de 1975 se cubrió el lago de hielo. Esta helada causó muchos estragos y afligió a la gente que creía que el lago nunca se podría congelar.
Una de las islas del lago se llama Isla del Sol. Cuenta la leyenda de los indios que cuando Dios separó la luz de las tinieblas, el primer rayo de sol que llegó al mundo, cayó en esa isla. Todavía se ven ahí los restos de un templo. Muy rara vez, cuando el día está muy claro y las aguas se mantienen tranquilas, también se ven los restos de una ciudad bajo el agua. Sin embargo un científico francés con un equipo de buzo, buscó durante 8 semanas esta ciudad y no la encontró.
Hoy en día la mayoría de los indios de la zona son de la religión cristiana. A orillas del lago se encuentra el santuario de Copacabana. Fue un indio quien talló la imagen de la Virgen en madera. Dicen que hizo dos intentos, pero no quedó satisfecho. Entonces se fue a la capital. Allí con la ayuda de un artista retocó la imagen hasta dejarla como él quería.
En el mes de agosto se celebra la fiesta religiosa más importante de Bolivia. Durante tres días, miles de personas de muchos países llegan a Copacaba, para acompañar las procesiones.
Por la altura de esa zona, casi no hay árboles. Pero a la orilla del lago crece una hierba, un junco llamado totora. Con ese junco, los indios hacen los techos de sus casas. Pero también construyen casas enteras con ese material.
Algunas familias de pescadores prefieren vivir sobre las aguas del lago. Hacen islas con inmensas cantidades de totora. Ese pasto es muy liviano y no se entrapa. A veces las aguas se llevan las islas de un lugar a otro. Cuando la totora de abajo se comienza a podrir, le ponen una nueva capa encima. También los botes los hacen de totora. Dicen que los indios reman suavemente para no herir las aguas sagradas de su lago. Sin embargo desde hace años, personas de otras partes llevaron barcos y lanchas de motor que cruzan el lago a gran velocidad.
Desde miles de años, los habitantes de esas zonas descubrieron el cultivo de la papa. Ese alimento que hoy día se conoce casi en el mundo entero, es la comida principal de esos pueblos. Muchas familias tienen bueyes. Pero por la falta de pasto en esas alturas, muchos aran sus terrenos con sus propias fuerzas. Una persona que llegue de la bajura, no puede trabajar en esa zona. Le falta el aire y se siente mareada. Pero los indios tienen los pulmones mucho más desarrollados y tienen como un litro más de sangre que las personas de otras zonas.
Desde tiempos pasados, tienen una extraña costumbre: a la semilla de papa la tocan con una flor y le echan unas gotas de vino. Hoy día le echan también confetti. Es como una oración para pedirle a Dios que la cosecha sea buena.
Hace unos años los científicos descubrieron una manera de conservar las papas para que duraran todo el año. Pero al estudiar las costumbres de los indios del lago Titicaca, se dieron cuenta de que ellos desde hace cientos de años saben como hacerlo. Primero las dejan afuera durante días para que se congelen con el frío de esa zona. Luego las aplastan suavemente hasta sacarles el agua. Por último las ponen al sol para que se sequen bien. Así, arrugadas y secas, se mantienen sin podrirse. Cuando las cocinan, quedan igual a las papas frescas.
La cosecha se festeja cada año con música y bailes. Las mujeres usan un sombrerito redondo y unas faldas o enaguas muy anchas. Para verse más bonitas, se ponen varias, una encima de la otra; a veces hasta diez. El instrumento que más usan es la flauta. Así, las penas y las alegrías de este pueblo se convierten en música. Ni las tormentas del lago, ni la pobreza de sus tierras, ni las lluvias de granizos los han logrado vencer.

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