domingo, 14 de agosto de 2011

EL FUNERAL DE LOS INDIOS CHORTIS

EL FUNERAL DE LOS INDIOS CHORTIS

Introducción. Los grupos indígenas Chortís o Chortis son uno de los grupos más antiguos de la familia Maya Quiché, localizados en partes de El Salvador, Guatemala y Honduras y relacionados con los mayas de Yucatán y Belice. Chortí significa lengua de milperos; tcor milpa y ti boca, labios, lenguaje.
“Los mayas-chortís de Honduras se localizaban en los departamentos de Ocotepeque, Copán y una estrecha franja de Cortés y Santa Bárbara. Su área geográfica posiblemente se extendía a El Salvador, por el sur, pasaba por la ciudad de Chiquimula, por el oeste, y llegaba hasta el Golfo Dulce, por el Norte, y se extendía muchos kilómetros al oeste de Ruinas de Copán. La población chortí de Honduras se ubica en zonas de difícil acceso como Choncó, Colón Jubuco, San Rafael, Tapescos, Carrizalón y La Laguna en el municipio de Ruinas de Copán. (CONPAH: 18)
El “área chortí, con Copán como centro cultural, fue la sede de la civilización del antiguo imperio Maya. El pueblo chortí, encabezado por su cacique Copán Galel, presentó fuerte resistencia a la conquista española”. (http://www.unesco.org.uy/phi/aguaycultura/es/paises/honduras/pueblo-chortis.html)
El Funeral
LOS indios Chortís son un pueblo muy religioso. Tratan de vivir en contacto constante con lo divino y tienen un gran respeto a sus muertos. Ellos, igual que nosotros los cristianos, han creído desde hace miles de años que las personas no mueren. Que esta vida es tan solo un camino que nos lleva a otra vida, al cielo.
Muchos indios de Guatemala aún conservan la fe en su propia religión, aunque conocen el cristianismo. Para ellos el paso de esta vida a la otra es tan misterioso como para los cristianos. Pero tienen otra manera de entenderlo y expresarlo. Creen que dentro de la Tierra hay un lugar oscuro que se llama inframundo. Por ahí debe caminar durante nueve días el Magín, o alma del que se muere, antes de ir al cielo. Durante esos días el alma pasa nueve duras pruebas que hay en el inframundo. Es un difícil camino lleno de piedras y espinas. Atraviesa barrancos, ríos subterráneos y cuevas frías y oscuras.
Para ayudar al difunto a pasar el inframundo, los Chortís celebran varios ritos. Los familiares lo lavan, como para alivianarle las culpas del alma. Lo acuestan en una cama y le ponen cuatro velas en cruz. Una de cada lado, señalando el Este, el Oeste, el Norte y el Sur. Lo colocan con las manos cruzadas sobre el pecho, con la cabeza hacia el saliente y los pies para el poniente, para indicar que al Oeste es por donde entran las almas al inframundo, como lo hace el Sol todas las tardes.
Para llevar al difunto al cementerio lo ponen en una camilla con las mejores ropas y envuelto en un petate. Además le ponen una especie de rosario formado con 13 semillas negras de “lágrimas de San Pedro” y una cinta negra en la cintura. Ese rosario y la cinta le ayudarán al alma para que luche contra una feroz serpiente que vive en el inframundo.
Los familiares lloran al muerto en silencio y sin lágrimas, porque las lágrimas atraerían la lluvia y se mojaría el difícil camino del inframundo.
Los cementerios están bajo la sombra de los árboles. Ahí entierran el cuerpo en una tumba de tierra. Primero bajan al difunto al huevo y lo cubren con una capa de tierra para que cada ahijado le riegue un cántaro de agua. Así le iluminarán las tinieblas del inframundo. Junto con el difunto entierran algunas cosas, como símbolos de amor que servirán al alma o Magín en su viaje, una calabaza para que tome agua durante el largo camino; un eslabón de hacer fuego para que pase por cuevas muy frías de vientos helados y cortantes; un sombrero para que se proteja del frío y un petate para descansar.
Sobre la tumba, a los pies y al Oeste, colocan una cruz. En esa cruz cuelgan unas sandalias de cuero crudo para que el difunto se proteja de pedruscos puntiagudos y espinas punzantes que le destrozarían los pies.
Durante nueve días, por la noche, los parientes se reúnen en la casa del difunto para rezar frente a un altar, y comer solamente maíz.
Al noveno día el alma, después de haber c aminado por el inframundo, sale por el Este, como lo hace el Sol cada mañana, y se reúne con sus familiares para asistir a una gran fiesta en su honor. Ese día celebran con alegría que el muerto haya podido pasar las pruebas del inframundo. Preparan carnes, tamales y las comidas preferidas del difunto; adornan la casa con alfombras de pino y dejan abiertas todas las puertas para que entre el espíritu del invitado.
Cuando termina la fiesta y la última oración, el Magín o alma sube al paraíso, en donde vive para siempre con la luz del Sol y el brillo de la Luna. Este es el mayor anhelo y el justo premio para los que tuvieron una vida buena.
Pero el alma del difunto puede regresar a este mundo, con el permiso de Dios, una vez al año en el Día de los Muertos. En ese día especial para los Chortís, se celebra el Sikin, una fiesta en familia, con buenas comidas y música en honor a las personas difuntas. Durante este día sienten la cercanía de sus seres queridos que regresan y los acompañan. Entonces se reúnen los familiares y les ofrecen las mejores comidas como señal de un feliz recibimiento por su amistosa visita. En esos días abundan unas flores amarillas que llaman “flor de muerto” y también el color del luto de los Chortís es el color amarillo.
Nota: Para los Chortís el símbolo de la cruz representa el Norte, el Sur, el Este y el Oeste. El Norte significa la dirección de donde vienen las nubes y la lluvia. El Sur el lugar de donde vino el maíz y la ciencia. El Este significa la luz, y el Oeste les recuerda la noche, la paz y la tranquilidad.

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