domingo, 14 de agosto de 2011

EL RIO NILO

EL RIO NILO

De todos los ríos del mundo, el Nilo (en árabe Al-Bahr o Bahr en Nil) ha sido uno de los más famosos desde tiempos muy antiguos.
Se encuentra en el continente de África y recorre unos 6 mil 674 kilómetros. Hasta hace poco se consideraba el río más largo del mundo junto con el Amazonas.
Durante su largo recorrido el Nilo pasa por varios países. Pero en ningún lugar de la Tierra la vida de las personas está tan unida a un río como en Egipto, que es el último país que el Nilo atraviesa antes de desembocar en el Mediterráneo.
El gran río Nilo “nace en el lago Victoria, fluye hasta el mar Mediterráneo a través de Uganda, Sudán y Egipto después de cruzar las montañas africanas del este ecuatorial, las selvas tropicales y el desierto del Sahara, para desembocar en el Mediterráneo. A lo largo de su curso tiene varios saltos de agua en forma de cataratas. En su curso hay tres grandes presas: Asuán, Gebel Aulia y Makwar. Desde Asuán es navegable hasta su desembocadura.” (http://atlas.drpez.org/Rio-Nilo).
Egipto mide más o menos el doble de Centroamérica. A pesar de ser tan grande, hay muy poca tierra cultivable, pues la mayor parte de su territorio son desiertos en los cuales pueden pasar años enteros sin llover. La única tierra fértil es una delgada franja que se extiende a orillas del Nilo. Se calcula que de cada 100 egipcios, 95 viven en esa zona. Allí se produce casi todo el alimento que se consume en el país.
Desde más de 3 mil años antes del nacimiento de Jesucristo los egipcios fundaron a orillas del Nilo un gran imperio. Los científicos creen que esa fue la primera civilización organizada que existió en el mundo.
Los egipcios construyeron gran cantidad de templos y monumentos, que servían para adorar a sus dioses o como tumbas para los faraones, que era el nombre que le daban a sus reyes. La mayoría de estas construcciones se han destruido con el tiempo. Pero quedan todavía algunas que están bastante bien conservadas y que permiten apreciar algo de la belleza que debieron tener en tiempos pasados.
Ellos descubrieron cómo aprovechar las inundaciones del Nilo para sembrar sus cultivos. Todos los años, desde el mes de junio hasta setiembre, las aguas del Nilo suben y se desbordan inundando grandes extensiones de tierra. Cuando las aguasa se retiran, que es más o menos a mediados de octubre, la tierra queda cubierta con una capa de barro muy fértil, que es la que aprovechan para sembrar. Poco a poco el sol va resecando esa tierra. Pero al año siguiente las aguas del Nilo la volverán a inundar y renovarán la tierra fértil. Los campesinos de Egipto no consideran las inundaciones del Nilo como un desastre de la naturaleza, sino que más bien las esperan ansiosamente. Ellos siembran igual que como lo hacían sus antepasados. Para ellos el Nilo sigue siendo una especie de milagro que hace posible la vida.
Los antiguos egipcios sentían curiosidad por saber de dónde venía el río Nilo. Lo que menos se imaginaban es que antes de llegar a su tierra las aguas del río Nilo han recorrido miles de kilómetros. Como nunca pudieron descubrir su nacimiento, creían que el río era santo y que el agua venía directamente del cielo, o bien que brotaba del centro de la tierra.
Pero los antiguos egipcios no fueron los únicos en querer averiguar dónde nacía el Nilo. A través de los siglos cientos de exploradores y científicos de todo el mundo organizaron expediciones para buscar el sitio donde brota la primera agua. Algunos de ellos se perdieron en las selvas y fueron atacados por animales salvajes o por tribus indígenas que pensaban que los exploradores venían como enemigos. Otros quisieron atravesar el desierto pero tuvieron que regresar cuando se les acabó el agua o la comida.
Muchos de los exploradores murieron en los viajes y los pcoos que lograron regresar volvían enfermos o heridos y sin haber logrado su propósito. En varias ocasiones creyeron haber descubierto la fuente del Nilo, pero después se dieron cuenta de que estaban equivocados.
Por fin, en el año 1937, un explorador alemán llamado Burkhart Waldecker logró encontrar el sitio exacto donde nace el Nilo. Este señor tuvo que viajar durante meses siguiendo el curso del río y sufrir muchas penalidades antes de llegar a un pequeño manantial donde comienza el río. Este manantial se encuentra en el país llamado Burundi.
En una actualización en google podemos leer:
“Se distinguen varios cursos del río, especialmente el Nilo Victoria, Nilo Blanco y Nilo Azul.
El Nilo posee varias fuentes, su origen más remoto son los ríos Kagera, Akanyaru y Luvironza, que surgen en Burundi y desembocan en el lago Victoria. El Nilo emerge cerca de Jinja, en Uganda, y desagua en el lago Kyoga desde donde continua con el nombre de Nilo Victoria, en esta zona las aguas recorren una zona fangosa con bastante vegetación ribereña parcialmente sumergida, hasta descender por las cascadas Kabalega, después se introduce brevemente en un extremo del lago Alberto (alimentado por el río Semliki desde el lago Eduardo) y sigue su curso hasta Nimule, bajo la denominación de Nilo Alberto.
El llamado Nilo Blanco se encuentra en el noreste de África y su curso transcurre a través del Sudán. Nace en el lago Victoria (que está rodeado por Uganda, Kenia y Tanzania) y discurre hacia el norte hasta encontrarse en Jartún con el Nilo Azul. Allí los dos ríos dan lugar al Nilo propiamente dicho, trazando la trompa del Nilo, de la que toma nombre la ciudad; Jartún significa trompa de elefante. El flujo de aguas del Nilo Blanco es mucho más constante que el del Nilo Azul, pero su aporte es menor, un 20%, mientras que aquel contribuye en un 80%.
En su camino hacia el norte, el río pasa por una región pantanosa, de tierras arcillosas en el sur del Sudán llamada Al-Sudd (que significa barrera), por la que circulan los principales afluentes del Nilo Blanco. Es una región ecuatorial, con altas temperaturas por lo que se produce una gran evaporación de agua. Esta región es muy extendida y salvaje (se puede decir que el cauce alcanza hasta 330 km de anchura en algunas zonas), con canales y lagunas que tienen en su interior islas de vegetación flotante.
El Nilo Azul (en árabe, al-Bahr al-Azraq, para etiopes e israelíes es también el río Guijón o Gihón), nace y transcurre por Etiopía hasta llegar a Sudán. Nace en el lago Tana, en la meseta norte de Amhara. A este lago llegan unos 50 arroyos que se mezclan en sus aguas; el más grande de ellos es el Abbay Wenz (río grande). En el tramo del Nilo Azul por Etiopía y Sudán el agua está encajonada en un cañón cuyas paredes son de roca volcánica, con una anchura máxima de 25 a 30 m.
Después de la unión entre el Nilo Azul y el Nilo Blanco, el río recibe otro importante aportación de caudal del río Atbara y se adentra en el desierto sudanés dibujando una curva muy amplia en forma de “S”. (ref.cit)
En los primeros kilómetros de su recorrido el Nilo no tiene mucho caudal. Pero luego se le unen muchos otros ríos y se convierte en una enorme corriente que atraviesa gran parte del continente de África.
En tiempos pasados el Nilo corría libremente, sin encontrar ningún obstáculo en su camino. Sin embargo, hoy en día se han construido numerosas presas que atajan sus aguas para regar mayor cantidad de tierra y para producir energía eléctrica.
La presa más grande que se ha construido en el Nilo se llama Assuán y se encuentra en la parte sur de Egipto. La gran presa de Assuán ha traído muchos beneficios para los egipcios, pero también ocasionó graves problemas.
Cuando se construyó la presa, las aguas del Nilo formaron un inmenso lago, que inundó una gran zona en la que había varios pueblos pequeños y una ciudad bastante grande. En esa ciudad vivían aproximadamente 100 mil personas y todas ellas tuvieron que abandonar sus casas y sus tierras. Como sabían que esto iba a ocurrir, el gobierno construyó una ciudad entera para que las personas que se quedaron sin hogar tuvieran adonde ir.
Sin embargo, había un problema que los egipcios no sabían cómo resolver. Las aguas del lago iban a cubrir también el templo de Abú Simbel, que es uno de los monumentos antiguos más bellos del mundo. Como el templo estaba construido en una montaña de roca sólida no podían moverlo de allí.
El gobierno de Egipto pidió ayuda a otros países para tratar de salvar el templo. Pero las soluciones que proponían eran muy difíciles de realizar o demasiado costosas. Finalmente los egipcios decidieron que la única forma de evitar que el templo quedara inundado, era cortándolo en grandes pedazos y volviéndolo a armar en lo alto de la montaña, dond elas aguas del Nilo no lo alcanzaran.
En el año 1965 comenzaron los trabajos, que duraron más de un año. Casi nadie creía que fueran a resultar bien. Lo consideraban como una locura. Pero hoy en día el templo de Abú Simbel se encuentra en perfectas condiciones y no parece que alguna vez haya estado en otro lugar. Mucho menos que hayan tenido que partirlo en más de mil pedazos.
Los egipcios se sienten orgullosos de haber podido salvar el templo, pues es una forma de recordar las glorias de sus antepasados y de agradecer al maravilloso Nilo al igual que afirmaba el historiador griego Herodoto todos los dones que les ha dado durante tanto tiempo.

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