domingo, 14 de agosto de 2011

El Lobo

El Lobo

En Centro América conocemos los coyotes, pero al norte, en los Estados Unidos y en el Canadá, donde los inviernos son helados, vive el lobo. Es muy parecido al coyote, pero más fuerte.
Los lobos viven en todas las zonas del norte de la Tierra. Son enemigos peligrosos de los animales domésticos y por eso desde hace miles de años los seres humanos los han perseguido. En algunas zonas los han exterminado completamente.
Pero también desde hace miles de años los hombres han logrado domesticar lobos y seleccionarlos para convertirlos en sus más fieles compañeros. Todas las razas de perros que existen en el mundo, descienden de los lobos y cualquier raza se puede cruzar con lobo o con coyote. En una cueva que fue habitada hace más de 7 mil años, hay unos dibujos que enseñan a un venado perseguido por los cazadores y sus perros. Hay otro dibujo que tiene 5 mil años y que representa una cacería de leones. También en ese dibujo los cazadores aparecen acompañados por sus perros.
En el invierno, cuando la nieve y el hielo hacen la vida muy dura, los lobos se juntan en manadas para ayudarse en sus cacerías. Esas manadas recorren a menudo más de 60 kilómetros en un día. En el verano acostumbran cazar solos o en parejas. En marzo o abril la pareja arregla una madriguera. A menudo lo que hacen es agrandar la cueva de un tejón o de un zorro. Ahí la loba tiene sus crías, que casi siempre son dos o tres. Pero se da el caso de partos de hasta diez cachorros. Una vez que se forma una pareja de lobos, permanece unida hasta que la muerte los separe. Por eso los lobos nunca pelean por una hembra. Más o menos en octubre se reúnen en manadas.
Todos aceptan a uno de ellos como “jefe” y respetan ciertas reglas. Entonces se atreven a entrar en los poblados en busca de animales domésticos como ovejas, caballos y hasta bueyes.
Es curioso que su comida preferida sean los perros.
Los lobos oyen y olfatean lo que otros animales no pueden percibir. Además nunca se descuidan. Casi nunca un lobo ataca a un animal que esté amarrado, pues sabe que esto puede ser una trampa. Los lobos no serán tan temibles si no fueran tan sanguinarios y astutos. A menudo matan por el gusto de matar y no por hambre. Sin embargo a las personas sólo las atacan cuando el hambre es mucha o cuando se sienten acorralados.

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