domingo, 14 de agosto de 2011

La verdad sobre el Celibato

La verdad sobre el Celibato

Introducción.
El celibato se puede definir como la condición en que la persona no ha contraído matrimonio, que no ha tenido relaciones sexuales íntimas y casi siempre se asocia al estado referido a los sacerdotes católicos romanos.
En estos momentos dicha condición está siendo más cuestionada que nunca, principalmente por los grandes escándalos de clérigos pederastas o pedofilios (“de pederastia que es un trastorno psicosexual consistente en la atracción erótica que siente el adulto por los niños”) y:
“otras perversiones oficiadas en los últimos años en las iglesias de Irlanda, México, los Estados Unidos— escándalos que están salpicando al propio Papa Benedicto y su entorno— (y) lo único que resulta evidente es que la institución del celibato es un sinsentido, un arcaísmo aberrante, una disposición que Roma deberían revisar con urgencia. (Donde) Los curas católicos deberían poder casarse, tener hijos y nietos, como cualquier otro ser humano. Igual que un ingeniero, un médico o un carpintero. Simplemente, se trata de profesiones distintas. Detrás de la sotana, hay un hombre de carne y hueso. (La columna de Jaime Ordoñez. Extra CR. ) (paréntesis nuestros).
Referencias históricas del celibato
a. Aparición del celibato
El celibato como tal aparece en el Concilio de Letrán I, en el año 1123, cuando el Papa Calixto II decretó que los matrimonios clericales no eran válidos.
Esto fue refrendado en el año 1139 por el Papa Inocencio II en el Concilio de Letrán II.
b. ¿Existió siempre el celibato?
No, el ejemplo más claro lo encontramos en los apóstoles escogidos por Jesús que en su gran mayoría eran hombres casados. Incluso Pedro al que la Iglesia Católica Romana designa como primer Papa.
Aún más y Ordoñez lo cita:
“El Nuevo Testamento sugiere, inclusive, que las mujeres presidían la comida eucarística en la Iglesia primitiva”.
Y: “ En el siglo VII, en Francia los documentos eclesiásticos demuestran que la mayoría de los sacerdotes estaban casados.”
c. Razones fundamentales del celibato.
Tal como lo afirma el autor citado, la promulgación del celibato no fue tanto un acto de santidad, sino una condición de protección económica de la naciente y poderosa Iglesia Católica Romana:
“Las razones de fondo fueron absolutamente patrimoniales. Ante el creciente poder económico de una institución como el Vaticano que emergía de la Edad Media y que se empezaba a consolidar en el Renacimiento como el gran centro de poder en Europa, el celibato fue la solución que encontró Roma para que las mujeres (y sus derechos a los bienes gananciales) no atentaran contra las riquezas de la Iglesia. Muchos olvidan que los bienes gananciales para las mujeres ya existían en el viejo Imperio romano, en el desarrollo final del derecho de Justiniano.”
Sigue diciendo:
“Lo del sexo como pecado fue una justificación que la Iglesia empezó a desarrollar al inicio del Medioevo, allá por el año 400, con San Agustín.”
c. ¿Han existido denuncias dentro de la misma Iglesia Católica Romana?
Si, el Siglo VIII, San Bonifacio informa al Papa que en Alemania casi ningún obispo o sacerdote es célibe.
En el año 836, el Concilio de Aix-la-Chapelle admite abiertamente que en los conventos y monasterios se han realizado abortos e infanticidios para encubrir las actividades de clérigos que no practican el celibato.
San Ulrico, un erudito santo obispo allá por el siglo X, el cual argumentaba que— basándose en el sentido común— la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen.
En resumen.
El celibato es una ordenanza o decreto meramente humano de una institución religiosa que nació no con dirección divina, sino como protección de los bienes gananciales de la Iglesia Católica Romana. En sí es una forma de esclavitud para hombres de carne y hueso que no pueden disfrutar como los demás miembros de la sociedad de sus derechos (naturales y divinos) inviolables como seres humanos.
“Es como el ave que por naturaleza nace libre y se le tiene enjaulada, pero su instinto le dice que apenas exista un espacio libre es hora de volar.”
Lastimosamente lo han hecho de la peor manera: a escondidas, con inocentes niños y niñas, discapacitados, viudas, mujeres casadas o con personas de su propio sexo y ahora deben y tienen que pagar sus culpas ante los tribunales legales y ante la justicia divina. Además, las personas muy religiosas se rasgan las vestiduras ante estas situaciones, pero como consolar a un padre o madre de familia que han sufrido el abuso sexual de su hijo o hija de parte de los “vicarios de Cristo”, y eso que se puede escribir hoy día, en siglos pasados esta nota sería una prueba para la inquisición.
¿Qué le queda por hacer al Vaticano?
Si quiere sobrevivir como institución religiosa quitar un montón de ordenanzas antiguas que no tienen nada de divino, nada de cristianismo, que son producto de sincretismos con el paganismo.

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